Llegamos a la cova dels Ferrins, donde estacionamos el coche sobre las once.
Esto está justo al lado del pantano de Ulldecona, ya en la provincia de Castellón.
De frente observamos la retallada cresta dels cingles de Cribalos y más adelante la altiva silueta del Morral Desplegat.
Cuando llevamos andado unos treinta minutos hallamos a la derecha del camino la casa forestal de la Tenalla, donde hay un desvío que sube directo al Portell del Infern, pero nosotros seguimos recto.
Cuando se cumple una hora de recorrido aproximádamente llegamos al Salt de Robert, que es un sitio idílico, con una cascada de sesenta metros de altura y un precioso lago a los pies de ésta.
Pudimos observar el arco iris en la catarata, fenómeno al que no estamos habituados y que nos maravilló.
Cuando llegamos salía una pareja y nos dijeron que el agua no estaba muy fría, pues el chico dijo haberse bañado. Solo faltó eso para activar mi instinto salvaje de bañarme en todos los ríos que veo.
Me acordé de su familia cuando me introduje en el pequeño lago, el agua estaba congelada.
Después del más que refrescante baño seguimos la ruta, ahora es mucho más pendiente, nada que ver con el tramo que habíamos hecho hasta el momento.
Al cabo de una hora de andar por pendiente acusada llegamos a Fredes, pueblo de cuatro casas en lo alto dels Ports.
Echamos un ligero vistazo y seguimos nuestro itinerario.
Al poco rato llegamos al Mas del Pixon, que está totalmente derruido, pero que desde la era tiene una magnífica panorámica.
Poco más abajo comimos encaramados en unas rocas con unas vistas excelentes.
Después llegamos al Portell del Infern que nos dejó boquiabiertos con su gran cinglera de colores obscuros.
Seguimos ahora en constante descenso y por buen camino.
Pasamos por els Mangraners que son unas masías al pie de la pista de la Fou, la cual tomamos a la izquierda y llegamos donde tenemos el coche.
Ha hecho un día perfecto para andar por Els Ports y lo hemos disfrutado mucho
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