24 de Abril del 2010
Parte de este itinerario lo habíamos hecho en otra ocasión, pero la zona nos parece muy interesante y tiene muchos alicientes, el pueblo de Pratdip por el mismo ya vale la pena el desplazamiento.
Cogemos el camino que nos lleva a las llamadas Crestas de Seda. Son unas rocas en la que a veces hay que asirse con las manos. Es un tramo con cierto desnivel, pero si no hace viento se hace fácilmente.
La vista es colosal desde el mirador en el que hay un panel explicativo de las montañas que podemos ver desde él.
Llegamos al Pas del Ciscu, que es una especie de chimenea en la que hay unas cadenas para poder sortearla. Después hay dos caminos, cogemos a la izquierda, el otro ya lo hicimos en otra ocasión.
Tomamos el camino de las Canals, por el que también se va a Mont-Redón, pero con algo mas de dificultad lo que lo hace mas divertido. El camino transcurre por un sendero muy estrecho, con un gran precipicio a los pies.
Hay que extremar las precauciones, pues en algunos tramos hay arenilla, con la que podemos resbalar.
Como curiosidad diré que encontramos varios esqueletos de cabras en esta zona.
Llegamos a otro paso equipado con una cadena, se pasa sin dificultad, si careces de vértigo.
Poco después nos encontramos en una gran explanada, llena de trozos de rocas. Lugar peculiar a la vez que inhóspito.
Cerca encontramos el avenc de Mont-Redón, parece que tiene bastante profundidad.
Pronto llegamos a la fuente del mismo nombre y desde aquí nos dirigimos al Collet dels Collivassos, donde se junta este sendero con el PR- C 90. Vamos por él, hacia el coll de las Bassas.
Antes nos desviamos a la Font del Ferro, camino del Portell de Dóvia, el lugar inspira paz y tranquilidad.
Bajamos por un sendero muy empinado durante bastante rato, hasta encontrar la ancha pista que nos lleva de nuevo a Pratdip.
Volveremos a la Serra de Llabería. Siempre nos deja buen sabor de boca.